Estudiantes

jueves 29 de noviembre de 2007

LA LÍNEA DE SOMBRA

por Joseph Conrad (1857-1924)

(Lectura para chicos/as a partir de 15 años, o más jóvenes si son adictos a la lectura. O sienten la pasión de la mar)

Conviene saber que Joseph Conrad vivió entre los siglos XIX y XX, lo que advierto para que el lector, puesto que va a vivir esta aventura en la mar, se ubique en los tiempos en que la navegación a vapor o vela eran lo usual. Conrad, no obstante, escribió este relato ya en su madurez, hacia 1917, época en que recuerda el primer viaje como capitán en su juventud, episodio que no consiguió olvidar, y con razón. El joven Conrad comanda el barco “Otago” en viaje entre Bangkok y Singapur. Durante la travesía, una calma chicha y una epidemia a bordo convierten el largo periodo de calma, en un infierno de silencios, fiebres, fantasmas de capitanes locos…, del que sale el joven Conrad convertido ya en un adulto que ha medido sus fuerzas con un elemento digno de ser retado: la mar.
He de advertir que en el presente relato no hay epopeyas extraordinarias, ni tormentas espectaculares, ni batallas con ballenas blancas; sólo encontraréis la lucha del hombre enfrentado a sí mismo y manteniendo pulsos con “el símbolo moral de nuestra vida” que es el propio barco. Lo importante no es el paso de la juventud a la madurez, no solamente es eso lo que quiere expresar, sino la constatación que el joven capitán hace de su propia identidad y de su posición ante la vida. “Es la grandiosidad que representa para el hombre tener que afrontar esas olas, conservar su sangre fría, ser bueno y fiel en un universo indiferente y temible”, en palabras de Virginia Woolf.
Y todo ese mundo, visto a través de su extraordinaria prosa tan viva, esa transmisión de los estados de la naturaleza, la visión de las estrellas en el silencio de la noche en calma y el caminar de los marineros sumidos en sus pensamientos mientras esperan que se levante una brizna de brisa que permita al barco deslizarse rompiendo el agua por la proa. Y el sugerente lenguaje de arboladuras, velámenes, sextantes, gobernalles, drizas, maretones…
Leed despacio y disfrutad de las sugerencias tan estimulantes que os ofrece este escritor, uno de los grandes de la literatura que escribió, no desde las corrientes del momento, o desde las técnicas literararias, sino desde la verdad que sale de las mismas entrañas. Y reflexionad.