Estudiantes

jueves 4 de octubre de 2007

EL ARQUITECTO Y EL EMPERADOR DE ARABIA

EL ARQUITECTO Y EL EMPERADOR DE ARABIA

Por Joan Manuel Gisbert


Aunque el autor de esta historia no es árabe, lo parece. Desde que uno abre el libro y empieza a sumergirse en la trama de esta intrincada y en cierto modo profunda narración, sale de este singular relato un aroma que nos transporta a los tiempos de “Las mil y una noches”. Y aquí se cuenta que Al-Iksir, Emperador de Arabia, hombre sin hijos, quiere entrar en la inmortalidad por medio del monumento más hermoso que haya existido, y que ha de ser erigido a su memoria. Para ello habrá de encontrar al mejor arquitecto del mundo, sin ninguna duda Iskandar, fabuloso constructor que se encargará de diseñar el Jardín Monumental, destinado a ser una maravilla insuperable.
Por allí aparecerá Zoz el adivino y su lazarillo Hasib, en cuya primera intervención han sido capaces de intranquilizar al Emperador con sus oscuros augurios llenos de presagios de locura y muerte ; también entrará el gran poeta de Siria, Dalhabad, cantor inigualable de las ciudades soñadas e imaginarias, y como comparsa multitudinaria, toda una pléyade de especialistas y servidores que ejecutarán las más difíciles y complicadas órdenes de un genio como el arquitecto Iskandar. Ese es el planteamiento; y en cuanto os adentréis en su lectura aparecerá lo medular, lo misterioso, los acontecimientos sorprendentes… que es lo que vosotros habréis de descubrir.
Os aconsejo que leáis la prosa de Gisbert con atención: es fluida, clara, culta y con profusión de palabras que enriquecerán vuestro lenguaje (por lo que tal vez necesitéis usar el diccionario) sin que sea un obstáculo para que entendáis perfectamente su interesante relato. El autor es un muy buen especialista en literatura infantil y juvenil, por lo que ha recibido el premio “Lazarillo”, “Nacional de Literatura Infantil”, el de la CCEI y otros, lo que no es poca cosa. Fijaos, por fin, en las referencias que se hacen al tema de la imaginación, por ejemplo: “…sólo has aprisionado mi cuerpo ─dice el arquitecto Iskandar, tras haber sido hecho prisionero por el propio Emperador, temeroso de que pudiera reproducir en otro lugar tal maravilla─ Mi mente queda libre… Mi imaginación sigue creando palacios, fuentes, jardines colgantes, observatorios, frondosos parques…templos…laberintos…Por eso sigo aún vivo”. Bonito motivo para la reflexión ¿verdad?
Buen viaje, chicos, y que disfrutéis por los maravillosos caminos de Arabia y los avatares del genial arquitecto Iskandar.